La personalidad y los trastornos de personalidad se conceptualizan como organizaciones de esquemas cognitivos (guiones) ligados a determinados patrones de conducta.
Estos esquemas son organizaciones individuales e idiosincrásicas de reglas sobre la vida, las relaciones con otros y el auto concepto que se han formado a lo largo del desarrollo.
Las experiencias tempranas infantiles conforman el contexto de formación de estos esquemas.
Estos mismos tendrían una alta capacidad de asimilación y una baja capacidad de acomodación o sea baja capacidad de acomodar o reformar la conducta con los hechos reales y presentes.
Se pueden clasificar nuestro comportamiento de acuerdo a la asimilación que tuvimos de estos hechos de la manera siguiente.
Conducta paranoide: desconfianza excesiva o injustificada ,suspicacia, hipersensibilidad y restricción afectiva.
Conducta Esquizoide: dificultad para establecer relaciones sociales, ausencia de sentimientos cálidos y tiernos, indiferencia a la aprobación o critica.
Conducta Histriónica: Conducta teatral reactiva y expresada intensamente, con relaciones interpersonales marcadas por la superficialidad , el egocentrismo , la hipocresía y la manipulación.
Conducta Narcisista: Sentimientos de importancia y grandiosidad, fantasías de éxito, necesidad exhibicionista de atención y admiración, explotación interpersonal.
Conducta Antisocial: continua y crónica en la que se violan los derechos de los demás. Afan de querer ser protagonista en todo evento o comunión social y tendiente siempre a romper las reglas de la unión.
Conducta Limite (BORDERLINE): inestabilidad del estado de ánimo, identidad, autoimagen y conducta interpersonal.
Conducta de Evitación: hipersensibilidad al rechazo, la humillación o la vergüenza. Retraimiento social a pesar del deseo de afecto y baja autoestima.
Conducta de Dependencia: Pasividad para que los demás asuman las responsabilidades propias. Subordinación e incapacidad para valerse por si solo. Falta de autoconfianza y capacidad de superación.
Conducta Obsesivo-Compulsivo de la Personalidad: perfeccionismo, obstinación, excesiva devoción al trabajo y el rendimiento. Dificultad para expresar emociones cálidas y tiernas.
Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia (en la actualidad, Příbor en la República Checa) en el seno de una familia judía. Fue el mayor de seis hermanos (cinco niñas y un niño). Tenía además dos hermanastros de un matrimonio anterior de su padre. En 1860, cuando contaba con tres años de edad, su familia se trasladó a Viena esperando el padre recobrar la prosperidad perdida de su negocio de lanas.
Ello, Yo y Superyó, son conceptos fundamentales en la teoría del psicoanálisis con la que Sigmund Freud intentó explicar el funcionamiento psíquico humano, postulando la existencia de un "aparato" psíquico que tiene una estructura particular. Sostuvo que este aparato está dividido, a grandes rasgos, en tres instancias, el Ello, el Yo y el Superyó, que sin embargo comparten funciones y no se encuentran separadas físicamente. A su vez, gran parte de los contenidos y mecanismos psiquicos que operan en cada una de estas entidades son inconscientes
El Ello es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo único propósito es reducir la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Representa la necesidad básica del ser de cubrir sus necesidades fisiológicas inmediatamente y sin considerar las consecuencias. La necesidad de obtener comida, la agresividad, así como la búsqueda del sexo, son respuestas del Ello a diferentes situaciones. El Ello, sin embargo, no es sinónimo de inconsciente. También las otras dos instancias, el Yo y el Superyó, tienen amplios sectores no asequibles por la conciencia. El Ello tiene una relación estrecha y conflictiva con las otras dos instancias, que se forman, escindiendose del Ello, a partir de la interacción con el medio social (Realidad) y de la decantación del Complejo de Edipo, respectivamente.
El Yo tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello con el mundo exterior, a la vez conciliándose con las exigencias del Superyó. El Yo evoluciona según la edad y sus distintas exigencias del Ello actuando como un intermediario contra el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del Ello de una manera apropiada. Utiliza razonamiento realista característico de los procesos secundarios que se podrían originar. Como ejecutor de la personalidad, el Yo tiene que mediar entre las tres fuerzas que le exigen: el mundo de la realidad, el Ello y el Superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada. Aunque en sus escrituras tempranas Freud comparó el Yo con nuestro sentido de uno mismo, en adelante comenzó a retratarlo más como un sistema de funciones psíquicas tales como el examen de realidad, defensa psíquica, funciones cognitivas e intelectuales (síntesis de la información, memoria y similares).
El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y elideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.
El Superyó en la enseñanza clásica freudiana es una instancia que no está presente desde el principio de la vida del sujeto, sino que surge a consecuencia de la internalización de la figura del padre como un resultado de la resolución el complejo de Edipo.
Con posterioridad a Freud se ha discutido sobre el origen de la instancia. Melanie Klein, por ejemplo, postula la existencia de un Superyó en el lactante. Para la corriente psicoanalítica que sigue la orientación de Jacques Lacan será en cambio relevante reforzar la idea de Freud acerca del momento del surgimiento del Superyó, otorgándole a la castración, a la resolución del complejo de Edipo y a la función paterna un carácter fundacional del sujeto y de su posición estructural.
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