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30 de septiembre de 2011

EL CARTERO NO LLAMA DOS VECES.:


 
Ruth fue a su buzón de correo y solo había una carta. 
Ella la tomó y la miró antes de abrirla, y noto que 
no tenía nombre y dirección.


Ella leyó Querida Ruth: "Voy a estar en tu barrio 
el sábado en la tarde y quisiera verte. Te quiere 
siempre, Jesús" 

Sus manos temblaban mientras colocaba la carta en la mesa. Porque Dios querrá visitarme si no soy nadie especial? También recordó que no tenia nada que ofrecerle, pensando en eso, ella recordó su alacena vacía. "Oh, no tengo nada que ofrecerle. Tengo que ir al supermercado y comprar algo para la cena" Ella tomo su cartera que contenía $5.00 


"Bueno, puedo comprar pan y embutidos por lo menos" Se puso el abrigo y corrió a la puerta. Compro un molde de pan francés, media libra de jamón de pavo y un cartón de leche lo que le dejo con tan solo doce centavos hasta el lunes. Se sentía bien a medida que se acercaba a su casa con su humilde compra bajo el brazo. 


"Señorita, por favor, puede ayudarnos?" Ruth había estado tan sumergida en sus planes para la cena que no había notado dos figuras acurrucadas en la acera. Un hombre y una mujer, ambos vestidos de andrajos . "Mire señorita, no tengo trabajo y mi esposa y yo hemos estado viviendo en las calles, nos estamos congelando y tenemos mucha hambre y si usted nos pudiera ayudar se lo agradeceríamos mucho". 


Ruth los miro. Ellos estaban sucios y mal olientes y penso que si ellos en verdad quisieran trabajar ya habrían conseguido algo. "Señor, me gustaría ayudarlos, pero soy pobre también. Todo lo que tengo es un poco de pan y jamón, y tendré un invitado especial a cenar esta noche y pensaba darle esto de comer." "Esta bien, comprendo. Gracias de todas maneras. El hombre puso su brazo sobre los hombros de la mujer y se fueron rumbo al callejón. 


Ella los miraba alejarse y sintió mucho dolor en 
su corazón". "Señor espere". La pareja se detuvo, 
mientras ellas corría hasta ellos. "Por que no toman 
esta comida, puedo servirle otra cosa a mi invitado" 
dijo ella mientras le entregada la bolsa del 
supermercado 


"Gracias. Muchas gracias señorita "Si, Gracias" 
Le dijo la mujer y Ruth pudo ver que estaba temblando 
de frío. "Sabe, tengo otro abrigo en casa, tome 
este", le dijo mientras se lo ponía sobre los hombros. 
Ella regreso a casa sonriendo y sin su abrigo ni 
comida que ofrecer a su invitado. 
Se estaba desanimando a 
medida que se acercaba a la puerta de su casa, 
pensando que no tenia nada que ofrecer al Señor. 


Cuando metió la llave en la cerradura notó otro 
sobre en su buzón. "Que raro. Usualmente, el 
cartero no viene dos veces el mismo día"

Ella tomo el sobre y lo abrió: Querida Ruth: Fue muy 
agradable verte de nuevo. Gracias por la comida y 
gracias también por el hermoso abrigo. Te quiere 
siempre, Jesús.
Yo se que a veces es 
difícil encontrar a Dios en las pequeñas cosas que 
nos rodean, incluso en las personas que a veces nos 
son desagradables, pero es precisamente ALLI donde EL 
quiere que le encontremos: en cada pequeña y hermosa 
cosa que esta hecha para nosotros!!!! 

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